Por Claudia Sepúlveda Ibarra.
Diariamente nos topamos con una serie de situaciones que a algunos de nosotros nos pasan desapercibidas, nos parece normal que un franelero nos cobre por estacionarnos en la vía publica, es común ver niños en funciones para adultos en el cine, vemos como la justicia es directamente proporcional al tamaño de la cartera del ciudadano, entre muchas otras...
Siempre he sido en lo personal, una fiel creyente que la situación de una sociedad en especifico, es espejo de la realidad de las universidades locales.
Sara Sefchovich, catedrática de la Universidad Autónoma de México, denuncia en su libro “El país de las mentiras” como la sociedad mexicana ha tomado un sistema de gobierno basado en el engaño y en las complacencias verbales, como las instituciones utilizan las muy comunes “pantallas de humo” para cubrir toda una serie de carencias tercermundistas que nosotros, como ciudadanos, estudiantes, electores, trabajadores, madres, parejas, hemos decidido tomar como un sistema de vida, tal ves de manera no voluntaria, pero si como la única manera de sobrevivir en un país en el que sus integrantes se preocupan día a día por llevar el pan a la mesa.
A esta autora se le cuestiona por el “afán de crítica” que tiene (que paradójico...), lo único que desea esta mujer es que “se contagie la indignación, para que se llegue al acto”.
Es este proceso de indignación que como mexicanos nos toma mucho esfuerzo vivir, se dice que los mexicanos “olvidamos rápido”, mas bien... yo diría, que hemos pasado por un proceso de desensibilización, y hemos aprendido que es lo que le ocurre a los que deciden tomar cartas en el asunto, vemos como los encarcelan y torturan (caso Lydia Cacho) o en un ámbito local, el caso de la facultad de odontología, políticas o filosofía donde si el alumno se sale de la línea de trabajo de cierto director “se hace responsable de lo que pudiera pasar” (dígase perdida de kardex, suspensión, hostigamiento, represalias académicas, y difamación, entre muchas otras).
Frase mexicana para la reflexión..:
“No te metas con Sansón a las patadas...”
Comentando acerca de las situaciones presentes en otras facultades hermanas de nuestra Alma Mater, el ejercicio de la coerción, las amenazas y el tráfico de influencias, están más que presentes para los estudiantes que se han decidido a escarbar en el pozo de la corrupción con la pala de la duda. Es impensable la respuesta de autoridades de la universidad para clarificar estos hechos, porque esto sería considerado como un “sacrilegio político”, o peor aún... una traición. Esto conlleva a que se exporte un modelo corrupto, incompetente y lleno de mentiras a la sociedad, donde reina la impunidad, la impotencia y la vulnerabilidad de los ciudadanos comunes, donde se puede tapar el sol con el dedo, donde reine el dicho “pan y circo para el pueblo”, donde se ha hecho común el dicho mediocre y conformista de que el político “robe lo que quiera, pero que al menos haga algo bueno”.
Si nosotros como estudiantes universitarios, decidimos no tomar acciones como parte de esta sociedad quebrantada y dolida, permaneciendo autistas ante las atrocidades que vemos día a día, manteniéndonos además en la cómoda y estable posición de la cobardía, entonces la flama de la verdad por la que lucharon nuestros ancestros y el espíritu de nuestros fundadores universitarios poco a poco y de manera desapercibida para todos seguirá extinguiéndose.
Necesitamos nuevos héroes, como los de antaño.... Es hora que nos hagamos merecedores de una sociedad mas justa, limpia y transparente. Hermanos estudiantes... Demos un paso al frente, seamos el futuro y la salvación de México, no su perdición.
Diariamente nos topamos con una serie de situaciones que a algunos de nosotros nos pasan desapercibidas, nos parece normal que un franelero nos cobre por estacionarnos en la vía publica, es común ver niños en funciones para adultos en el cine, vemos como la justicia es directamente proporcional al tamaño de la cartera del ciudadano, entre muchas otras...
Siempre he sido en lo personal, una fiel creyente que la situación de una sociedad en especifico, es espejo de la realidad de las universidades locales.
Sara Sefchovich, catedrática de la Universidad Autónoma de México, denuncia en su libro “El país de las mentiras” como la sociedad mexicana ha tomado un sistema de gobierno basado en el engaño y en las complacencias verbales, como las instituciones utilizan las muy comunes “pantallas de humo” para cubrir toda una serie de carencias tercermundistas que nosotros, como ciudadanos, estudiantes, electores, trabajadores, madres, parejas, hemos decidido tomar como un sistema de vida, tal ves de manera no voluntaria, pero si como la única manera de sobrevivir en un país en el que sus integrantes se preocupan día a día por llevar el pan a la mesa.
A esta autora se le cuestiona por el “afán de crítica” que tiene (que paradójico...), lo único que desea esta mujer es que “se contagie la indignación, para que se llegue al acto”.
Es este proceso de indignación que como mexicanos nos toma mucho esfuerzo vivir, se dice que los mexicanos “olvidamos rápido”, mas bien... yo diría, que hemos pasado por un proceso de desensibilización, y hemos aprendido que es lo que le ocurre a los que deciden tomar cartas en el asunto, vemos como los encarcelan y torturan (caso Lydia Cacho) o en un ámbito local, el caso de la facultad de odontología, políticas o filosofía donde si el alumno se sale de la línea de trabajo de cierto director “se hace responsable de lo que pudiera pasar” (dígase perdida de kardex, suspensión, hostigamiento, represalias académicas, y difamación, entre muchas otras).
Frase mexicana para la reflexión..:
“No te metas con Sansón a las patadas...”
Comentando acerca de las situaciones presentes en otras facultades hermanas de nuestra Alma Mater, el ejercicio de la coerción, las amenazas y el tráfico de influencias, están más que presentes para los estudiantes que se han decidido a escarbar en el pozo de la corrupción con la pala de la duda. Es impensable la respuesta de autoridades de la universidad para clarificar estos hechos, porque esto sería considerado como un “sacrilegio político”, o peor aún... una traición. Esto conlleva a que se exporte un modelo corrupto, incompetente y lleno de mentiras a la sociedad, donde reina la impunidad, la impotencia y la vulnerabilidad de los ciudadanos comunes, donde se puede tapar el sol con el dedo, donde reine el dicho “pan y circo para el pueblo”, donde se ha hecho común el dicho mediocre y conformista de que el político “robe lo que quiera, pero que al menos haga algo bueno”.
Si nosotros como estudiantes universitarios, decidimos no tomar acciones como parte de esta sociedad quebrantada y dolida, permaneciendo autistas ante las atrocidades que vemos día a día, manteniéndonos además en la cómoda y estable posición de la cobardía, entonces la flama de la verdad por la que lucharon nuestros ancestros y el espíritu de nuestros fundadores universitarios poco a poco y de manera desapercibida para todos seguirá extinguiéndose.
Necesitamos nuevos héroes, como los de antaño.... Es hora que nos hagamos merecedores de una sociedad mas justa, limpia y transparente. Hermanos estudiantes... Demos un paso al frente, seamos el futuro y la salvación de México, no su perdición.