Gustavo Ibargüengoytia.
Hace unas semanas me encontraba en un grupo de quinto semestre. Me encontraba allí por que se me solicitó que me hiciera cargo del grupo. El grupo iba a presentar un tema, pero por motivos externos no fue así. Tenía instrucciones de improvisar en caso de que el tema no pudiera ser presentado. Así que... improvisé.
Como alumno de octavo semestre recordé cuando me encontraba yo a finales del quinto, y lo que recordé fue que había mucha confusión con respecto a las áreas, propia y comunal. ¿Cómo trabajan? ¿A qué me voy a dedicar? ¿De qué voy a comer? Así que empecé por preguntar al grupo de quinto: ¿Quién ya sabe a que área va a ir? Muy pocos levantaron la mano y entonces las preguntas surgieron, los comentarios fluyeron y, espero, las respuestas que se dieron hayan servido. Lo que sí sé es que al hablar de la experiencia terapéutica, por más corta y vana que he tenido, me gustó. Lo admití en ese entonces y lo admito ahora, me dieron escalofríos.
El viernes 22 de mayo fue “la tradicional” mojada de fin de semestre en verano de los compañeros del décimo semestre. Lo único que escuché, y aclaro que no estuve atento desde el principio por que no lo había notado, fue música, gritos y festejo. Estoy de acuerdo con que se festeje el fin de un proceso de aprendizaje, estoy de acuerdo con la alegría. Pero (siempre tiene que haber un pero), no escuche al director, a los sub-directores, al presidente de la Mesa Directiva Estudiantil, a la consejera alumna, a un maestro, a un alumno, a una compañera, a alguien, tomar el micrófono y decir: Felicidades.
¿Qué significa ser alumno de la Facultad de Psicología de la UANL? Creo que tenemos que recordar esa frase inocente que se escucha mucho en los primeros semestres cuando se nos pregunta a los alumnos ¿por qué escogieron psicología? y respondemos con cierta pena, por que según ellos (y yo también pensaba así) es ridículo y tonto: “Por que queremos ayudar a la gente, a las personas.”
Es indudable que cualquiera que sea nuestro trabajo tiene que tener un beneficio para nosotros mismos para sentirnos satisfechos con el trabajo que desempeñamos, si no es así el trabajo que hagamos no solo será vació también nos vaciará. Es por esto que recuerdo esa frase tan inocente. Si realmente estamos en esta Facultad por que realmente queremos ayudar tenemos que cumplir con lo que se requiere para que realmente podamos ayudar a las personas. Estudiar, trabajar, preocuparnos y prevenir (en el sentido literal de la palabra) problemas sociales que afecten a comunidades y por consecuencia a las personas y viceversa.
Es este un compromiso que no se ven en todos los alumnos y en todos los maestros encargados en la formación de dichos alumnos. Alumnos que se molestan por que regresamos a clases el miércoles 6 de mayo en vez del lunes 11 como los niños de primaria y secundaria a causa de la Influenza. ¿Acaso quieren esos alumnos regresar a esas tiernas épocas? Si es así, pues... bueno, creo que ya encontramos el nudo gordiano de la problemática: falta de madurez. Si no es así entonces ¿qué puede ser? ¿falta de compromiso social y personal? Las posibilidades son muchas, y todas igual de aterradoras. Maestros que usan su posición dentro y fuera de la escuela para su beneficio personal además del económico. Maestros que no son educadores, sí son tomadores de asistencia y audiencia en su propia clase (y la mayoría audiencia pasiva).
A mis compañeros de décimo a primer semestre, les hago las siguientes preguntas. ¿Por qué entraste a la Facultad de Psicología? ¿Qué vas a hacer cuando salgas? ¿Para el beneficio de quién vas a trabajar? Si en vez de psicólogo fueras otra cosa ¿alguien lo notaria o lamentaría? ¿Qué quieres lograr al ser psicólogo? A mis maestros de la Facultad de Psicología (me hayan dado clases o no) les pregunto: ¿Por qué estudiaron Psicología? ¿Por qué escogiste ser maestro? ¿Enseñas o aparentas que enseñas? ¿Qué opinan tus alumnos de ti? ¿Te importa, te molesta o te enorgullece? ¿Querías realmente ser psicólogo? ¿Querías realmente ser maestro? Alguna vez ¿te dieron escalofríos de la emoción al hablar del trabajo terapéutico con tus alumnos? Las respuestas son sólo tuyas y para ti, pero los efectos de ellas llegaran mucho más lejos. Invariablemente de cuales sean las respuestas: Felicidades.