“¡Pueblo únete! ¡Pueblo no nos abandones!”
Manta en varias marchas y mítines del Movimiento Estudiantil de 1968.
¿Cuántas veces no has tenido un problema con un maestro injusto? ¿Cuántas de esas veces tus compañeros de salón, ya no digamos los de tu facultad, se han unido a tú reclamo? ¿Ninguna?
Estoy seguro que si no a ti, sí a alguien que conoces le pasó. Y es lo común en nuestros días: los estudiantes estamos solos ante las injusticias, pero también ante los ojos de las autoridades universitarias. ¿Cuándo nos preguntaron a los estudiantes sobre el cambio en el plan de estudios? ¿Cuándo nos consultaron sobre la compra de libros, sobre la construcción de fuentes? Estamos acostumbrados los estudiantes a que se nos ignore, a ser ignorados por las autoridades, pero también a ignorarnos entre nosotros mismos. ¿El reclamo en contra del maestro injusto hubiera sido efectivo si todo el salón se hubiera unido? Estoy seguro que sí. Cuando los estudiantes nos unimos en una sola voz, a la Universidad no le queda mas opción que atendernos, porque, a fin de cuentas, la Universidad es de nosotros, está hecha por nosotros, sin alumno no hay maestro, y sin estudiantes no hay Universidad.
Precisamente así pensaban los estudiantes de la década de los 60's. Ellos sabían que actuando como uno solo eran casi imparables. Todos los alumnos de una preparatoria pudieron ponerse de acuerdo para llamar a huelga en su preparatoria. Y lo hicieron. Y les siguieron más prepas, luego facultades, luego universidades completas, y al final también sindicatos de trabajadores y madres de familia. Todos ellos se unieron al reclamo y actuaron. Mítines, volantes, marchas multitudinarias, huelgas, protestas, desplegados en periódicos y radio. Todo un movimiento social, dejó de ser estudiantil, porque los estudiantes fueron tan fuertes, por el hecho de estar unidos, que atrajeron a más grupos. Todo eso lo lograron estudiantes, como tú y como yo, nada mas (y nada menos) que por creérsela que podían. Ante los reclamos justos de los estudiantes, hasta los maestros se les unieron, el Consejo Universitario de la UNAM, el Rector Javier Barros Sierra se le unieron, porque las autoridades y los maestros dependen de nosotros los estudiantes para darles su lugar allá “arriba”, como docentes y administrativos.
Espíritu idealista, alma de adolescente inconforme con el mundo que le ofrecen los adultos, ganas de cambiar para mejorar, desafió y hasta orgullo de su condición de estudiante. Creo que la mayoría de nosotros olvidamos esos valores, tan presentes en aquellos.
¿Cuántos de nuestros compañeros son capaces de traicionar, de trabajar en perjuicio de sus compañeros, por un hueso que le aviente la administración? Una beca de cuota interna, una beca de diplomado, un paquete de libros, paros con maestros, incluso que te pasen en tus materias. ¿Parece mucho? Por desgracia muchos de nuestros compañeros se comportan así, juegan para el otro lado. Pero eso no es nuevo, estudiantes así hubo en el 68, y muchos. La diferencia estuvo en la capacidad de indignación de todos los demás. Capacidad que ahora perdimos o la tenemos olvidada.
También veo mucho miedo en mis compañeros. Miedo de alzar la voz, miedo de reclamar. Creo que es porque sabemos que estamos sólos. Porque sabemos que no nos apoyamos entre nosotros. Pero eso puede cambiar, sólo necesitas involucrarte con los problemas de tú Universidad, de tú Facultad. Empieza por tú salón, la próxima vez que alguno de tus compañeros tenga un problema, apóyalo. Que el reclamo de uno se convierta en el reclamo de un salón, y alcen la voz, vayan a dirección con su queja, háganse escuchar. Así podrá convertirse en el reclamo de muchos grupos, el reclamo de un semestre, luego el de varios semestres. Y quien sabe, quizás tú voz haga eco en las voces de tus compañeros, y dejes de estar sólo.
Por Daniel Álvarez del Castillo Arredondo. 9no Clínica.
Manta en varias marchas y mítines del Movimiento Estudiantil de 1968.
¿Cuántas veces no has tenido un problema con un maestro injusto? ¿Cuántas de esas veces tus compañeros de salón, ya no digamos los de tu facultad, se han unido a tú reclamo? ¿Ninguna?
Estoy seguro que si no a ti, sí a alguien que conoces le pasó. Y es lo común en nuestros días: los estudiantes estamos solos ante las injusticias, pero también ante los ojos de las autoridades universitarias. ¿Cuándo nos preguntaron a los estudiantes sobre el cambio en el plan de estudios? ¿Cuándo nos consultaron sobre la compra de libros, sobre la construcción de fuentes? Estamos acostumbrados los estudiantes a que se nos ignore, a ser ignorados por las autoridades, pero también a ignorarnos entre nosotros mismos. ¿El reclamo en contra del maestro injusto hubiera sido efectivo si todo el salón se hubiera unido? Estoy seguro que sí. Cuando los estudiantes nos unimos en una sola voz, a la Universidad no le queda mas opción que atendernos, porque, a fin de cuentas, la Universidad es de nosotros, está hecha por nosotros, sin alumno no hay maestro, y sin estudiantes no hay Universidad.
Precisamente así pensaban los estudiantes de la década de los 60's. Ellos sabían que actuando como uno solo eran casi imparables. Todos los alumnos de una preparatoria pudieron ponerse de acuerdo para llamar a huelga en su preparatoria. Y lo hicieron. Y les siguieron más prepas, luego facultades, luego universidades completas, y al final también sindicatos de trabajadores y madres de familia. Todos ellos se unieron al reclamo y actuaron. Mítines, volantes, marchas multitudinarias, huelgas, protestas, desplegados en periódicos y radio. Todo un movimiento social, dejó de ser estudiantil, porque los estudiantes fueron tan fuertes, por el hecho de estar unidos, que atrajeron a más grupos. Todo eso lo lograron estudiantes, como tú y como yo, nada mas (y nada menos) que por creérsela que podían. Ante los reclamos justos de los estudiantes, hasta los maestros se les unieron, el Consejo Universitario de la UNAM, el Rector Javier Barros Sierra se le unieron, porque las autoridades y los maestros dependen de nosotros los estudiantes para darles su lugar allá “arriba”, como docentes y administrativos.
Espíritu idealista, alma de adolescente inconforme con el mundo que le ofrecen los adultos, ganas de cambiar para mejorar, desafió y hasta orgullo de su condición de estudiante. Creo que la mayoría de nosotros olvidamos esos valores, tan presentes en aquellos.
¿Cuántos de nuestros compañeros son capaces de traicionar, de trabajar en perjuicio de sus compañeros, por un hueso que le aviente la administración? Una beca de cuota interna, una beca de diplomado, un paquete de libros, paros con maestros, incluso que te pasen en tus materias. ¿Parece mucho? Por desgracia muchos de nuestros compañeros se comportan así, juegan para el otro lado. Pero eso no es nuevo, estudiantes así hubo en el 68, y muchos. La diferencia estuvo en la capacidad de indignación de todos los demás. Capacidad que ahora perdimos o la tenemos olvidada.
También veo mucho miedo en mis compañeros. Miedo de alzar la voz, miedo de reclamar. Creo que es porque sabemos que estamos sólos. Porque sabemos que no nos apoyamos entre nosotros. Pero eso puede cambiar, sólo necesitas involucrarte con los problemas de tú Universidad, de tú Facultad. Empieza por tú salón, la próxima vez que alguno de tus compañeros tenga un problema, apóyalo. Que el reclamo de uno se convierta en el reclamo de un salón, y alcen la voz, vayan a dirección con su queja, háganse escuchar. Así podrá convertirse en el reclamo de muchos grupos, el reclamo de un semestre, luego el de varios semestres. Y quien sabe, quizás tú voz haga eco en las voces de tus compañeros, y dejes de estar sólo.
Por Daniel Álvarez del Castillo Arredondo. 9no Clínica.